"Farache".
Tu voz y tus relatos me descubren
hálitos de un pasado que regresa
como ondas que atraviesan la acequia.
En las palabras tuyas, la memoria
del asombro infantil ante las pinzas
del arisco alacrán, tantos paseos
a la sombra solar de las palmeras,
la jofaina, los dátiles, el mimbre,
el plácido fastidio de la siesta
o el perfume de la alta madreselva.
Tus primos, las muchachas, los mayores
bajo la luna hablando, el embeleso,
los sueños de tus noches de verano...
Te escucho como un árbol a su lluvia.
Hablas de ti y me nombras sin saberlo.
Antonio Rivero Taravillo.
lunes, 19 de octubre de 2009
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