viernes, 30 de julio de 2010

Sherrie Levine.



Profesional.

La gente común tiene muchas fantasías acerca de nuestro trabajo que es, en realidad, bastante rutinario y no se parece a lo que muestran las películas. Los encargos con los que debutamos en el oficio son, quizás, los más recordables. Al revés de lo que piensan todos, la gente con experiencia rechaza los trabajos incómodos, difíciles, desagradables. Que caen, como es natural, sobre los pobres principiantes. Siempre se puede encontrar a un muchacho necesitado, dispuesto a matar a un abuelito a garrotazos por cien euros.
Y yo era un inexperto principiante cuando encaré a mi primer cliente, la señora Mercedes de Ulloa. Estaba nervioso. Por supuesto, había matado a otras personas, incluso por la espalda, pero siempre en robos a mano armada o guerra de pandillas. Tenía una ventaja importante para iniciarme en el oficio: nunca había estado preso.
La señora me citó en su casa, de noche. Los clientes odian tratar con nosotros en directo, pero en esta era de las comunicaciones, nada deja menos rastros que una entrevista personal. Era importante que nadie me viera entrar. Me dejaría la puerta abierta para no estar allí parado tocando el timbre.
La casa estaba llena de fotos que contaban la historia de una pareja. En las fotos, todos parecen felices. Mercedes estaba en su estudio, en penumbras, detrás de un gran escritorio de nogal. Vieja, hinchada, pintarrajeada, maloliente y sin embargo reconocible: la mujer de las fotos. Todo el ambiente estaba impregnado con ese olor dulzón. No podía creer que alguien pagara por oler así. No perdió tiempo. Tenía preparado allí mismo, sobre el escritorio, la mitad del dinero.
-Quiero que mate a mi marido. Ahogado en la bañadera. Ojo por ojo.
La interrumpí. Sus motivos me importaban poco.
- Muy bien.-le dije- En los próximos días...
-Ahora mismo. Ése es el cuarto de baño.
Esta mujer está loca, pensé. Y además... Matar en la bañadera es un trabajo sucio, difícil. Se toma a la persona de los tobillos y se da un tirón hacia arriba, enérgicamente. Por lo general (pero nunca se sabe) no tiene de dónde agarrarse y la cabeza se hunde. Eso sí: alguien que se está ahogando patalea con fuerza descomunal. Pero por otra parte el hombre era un viejo y yo tenía el entusiasmo desaprensivo de la juventud. Sin pensarlo demasiado, con los billetes calentándome el bolsillo, entré al baño. A pesar de mis prevenciones, fue sencillo.
Salí con la ropa bastante mojada. El resto del dinero me esperaba sobre el escritorio. Busqué a mi clienta por toda la casa, pero se había ido. Quizás para no escuchar los ruidos desagradables que venían del cuarto de baño.
La muerte del viejo pasaba sin esfuerzo por un accidente. Nada que pudiera interesar a los diarios. Sin embargo, unos días después apareció una breve nota en la página de policiales. Un anciano había sufrido un accidente en la bañadera. Intrigados por su desaparición, los vecinos alertaron a la policía, que encontró el cadáver en avanzado estado de descomposición. El hombre era viudo y no tenía hijos. Ya decía yo que la señora Mercedes olía mal.

Ana María Shua.

jueves, 29 de julio de 2010

Marlango - My Love



Preciosa chica, preciosa voz, preciosa música...

miércoles, 28 de julio de 2010

Ramón.



Bueno, esto hasta la siguiente predicción. No me gustan nada los catastrofistas.

lunes, 26 de julio de 2010

Botero.



[...]
"Pero un hombre entra a la Tabaquería (¿para comprar tabaco?),
y la realidad de lo plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.
Enciendo un cigarrillo mientras pienso en escribirlos
y saboreo en el cigarrillo la liberación de todos los pensamientos.
Sigo al humo como si fuera una ruta personal,
y gozo, en un momento sensible y competente,
la liberación de todas las especulaciones
y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de encontrarse indispuesto".
[...]

Fernando Pessoa "Tabaquería".

domingo, 25 de julio de 2010

sábado, 24 de julio de 2010



Era un hombre feo y de cuerpo enjuto. Un cutis de cuero reseco marcado por infinitos surcos le confería un aspecto algo repulsivo, como de reptil prehistórico.
- ¿Sabes que tengo una teoría que demuestra que la Tierra es plana?
El truco nunca le había fallado. La inevitable sonrisa que suscitaba la pregunta era el mejor salvoconducto para dar el primer paso. Después era cosa de tirar de la madeja, desovillarla a pequeños tirones para que saltara juguetona sobre la barra del bar. Jóvenes intelectuales, mujeronas rudas o muchachas delicadas, todas sin excepción querían oír algo más sobre aquella teoría absurda. Lo que relataba después era siempre distinto, dependía del día. Aunque lo difícil ya estaba hecho, había conseguido la acercanza necesaria para que ellas pusieran más atención al oído que a la vista. Pocos minutos después, la urdimbre de palabras era tan tupida y la disposición de ellas tan propicia, que bastaba soplarles al oído para que cayeran rendidas a sus pies, entregadas sin sonrojo al placer de ser finamente devoradas.

Araceli Esteves.

viernes, 23 de julio de 2010

Sister Morphine

Hermana Morfina.

Aquí estoy en la cama de un hospital.
Dime hermana morfina
¿cuándo vendrás a visitarme otra vez?.
Oh, no creo que pueda aguantar tanto.
Oh, ya ves lo fuerte que es mi dolor.

El chillido de la ambulancia
se mete en mis oídos.
Dime, hermana morfina
¿cuánto tiempo llevo aquí?
¿qué estoy haciendo en este lugar?
¿por qué el doctor no tiene rostro?
Oh, no puedo arrastrarme por el suelo
¿no ves hermana morfina
que sólo intento ganarte?

Y eso viene a demostrar,
que las cosas no son como parecen,
por favor, hermana morfina
convierte mi pesadilla en sueños.
Oh, ¿no ves lo rápido que me voy,
y que este disparo será el último?

Por favor, prima cocaína,
pon tus frías manos en mi cabeza.
Ah, que venga la hermana morfina,
sería mejor que me hiciera la cama,
tú sabes y yo sé,
que por la mañana estaré muerto.
Sí, puedes sentarte, sí, puedes mirar
cómo las limpias sábanas blancas
se manchan de rojo.

Rolling Stones.

martes, 20 de julio de 2010

Manuscrito de 1330.



Consolación de la Literatura.

Por las aguas del cuerpo y de la mente,

la ciudad fluye hacia ninguna parte.

De vivir nos consuela sólo el arte,

que es estar con la gente, sin la gente.


Carlos Marzal.

lunes, 19 de julio de 2010

Alejandro Lamas.



Mañana escucharé
el eco de tus pasos
en mi memoria,
no para reconstruirte,
sino para negarle al tiempo
su complicidad con el olvido.

Julio César Aguilar.

domingo, 18 de julio de 2010



La aurora.

La aurora en Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

Federico García Lorca.

sábado, 17 de julio de 2010

viernes, 16 de julio de 2010



Cuando jura mi amada que sólo hay verdad en ella,
simulo que la creo, aunque sé que me engaña.
Pero así le parezco tan joven, sin malicia,
tan ignorante de las sutiles falsedades de este mundo,
que en esa falsa juventud me regocijo
-tan lejos ya mis días mejores-
y como un bobo creo cuanto su boca dice.
¿Qué nos importa la verdad ni a mí ni a ella?
¿Por qué persiste ella en sus mentiras?
¿Y por qué oculto yo que no soy joven?
Ah, es que el amor se alimenta de presencia,
y huye de lo que dejan los años al pasar.
Así, los dos nos mentimos
y la misma mentira nos requiebra.

William Shakespeare.

jueves, 15 de julio de 2010

Ozimandías.

Encontré un viajero de comarcas remotas,
que me dijo: "Dos piernas de granito sin tronco,
yacen en el desierto. Cerca, en la arena, rotas,
las facciones de un rostro duermen... El ceño bronco,
el labio contraído por el desdén, el gesto
imperativo y tenso, del escultor conservan
la penetrante fuerza que al esculpir ha puesto
en su mano la burla del alma que preservan.
Estas palabras solas el pedestal conmina:
"Me llamo Ozymandías, rey de reyes. ¡Aprende
en mi obra, oh poderoso, y al verla desespera!"
Nada más permanece. Y en torno a la ruina
del coloso naufragio, sin límites, se extiende
la arena lisa y sola que en principio era:"

Percy Bysshe Shelley.

domingo, 11 de julio de 2010

Janis Joplin - Summertime (Live Gröna Lund 1969)

[...]
"Una de estas mañanas
te vas a levantar cantando
y luego extenderás tus alas
y alcanzarás el cielo".
[...]

sábado, 10 de julio de 2010



Sestear pálido y absorto...

Sestear pálido y absorto
junto a la ardiente tapia de un huerto.
Escuchar entre endrinos y zarzas
chasquidos de mirlos, rumores de ofidio.
En las grietas del suelo o la algarroba
acechar las ileras de rojas hormigas
que se entrecruzan o quiebran
en la cima de minúsculas gavillas.
Observar entre las frondas el lejano
palpitar de briznas marinas
mientras se elevan trémulos chasquidos
de cigarras desde pelados picos.
Y caminando entre el sol que deslumbra
sentir con triste maravilla
que la vida toda y su fatiga está
en este recorrer un muro
coronado por pinchos filosos de botella.

Eugenio Montale.

viernes, 9 de julio de 2010

Le Corbusier.



Poesía.

Se
requiere de mucha
desesperación
insatisfacción
y desilusión
para
escribir
unos
pocos
buenos
poemas.
No es
para
todo el mundo
ya sea para
escribirlos
o siquiera para
leerlos.

Bukowski.

jueves, 8 de julio de 2010

Aurora Beltrán y Bunbury - Clases de baile

"Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea".
[...]

F.García Lorca.


martes, 6 de julio de 2010

Gabriel Moreno.



Barcarola.

“Si sólamente me tocaras el corazón,
si sólamente pusieras tu boca en mi corazón,
tu fina boca, tus dientes,
si pusieras tu lengua como una flecha roja
allí donde mi corazón polvoriento golpea,
si soplaras en mi corazón, cerca del mar, llorando,
sonaría con un ruido oscuro, con sonido de ruedas de tren con sueño,
como aguas vacilantes,
como el otoño en hojas,
como sangre,
con un ruido de llamas húmedas quemando el cielo,
sonando como sueños o ramas o lluvias,
o bocinas del puerto tristes,
si tú soplaras en mi corazón cerca del mar,
como un fantasma blanco,
al borde de la espuma,
en mitad del viento,
como un fantasma desencadenado, a la orilla del mar, llorando.”
[…]

Pablo Neruda.

lunes, 5 de julio de 2010

Termópilas.



Termópilas.

Honor a aquellos que en sus vidas
custodian y defienden sus Termópilas.
Sin apartarse nunca del deber,
justos y rectos en sus actos,
no exentos de piedad y compasión;
generosos cuando son ricos, y, si pobres,
modestamente generosos;
caritativos, en fin, según sus medios,
diciendo siempre la verdad,
mas sin guardar rencor a los que mienten.
Y más honor aún les es debido
cuando prevén (y muchos son esos que prevén)
que aparecerá Efialtes, finalmente,
y pasarán los medos.

Konstantino Kavafis.

domingo, 4 de julio de 2010



Kamasutra apócrifo.

De todas las posiciones, ella eligió la del ausente. Él siente el peso de ella punzante sobre el pecho y termina tan deshecho que apenas puede levantarse de la cama para cumplir con sus obligaciones diarias.

Héctor Kalamicoy.

sábado, 3 de julio de 2010

Leopoldo Pomés.



Horizontal, sí, te quiero.
Mírale la cara al cielo,
de cara. Déjate ya
de fingir un equilibrio
donde lloramos tú y yo.
Ríndete
a la gran verdad final,
a lo que has de ser conmigo,
tendida ya, paralela,
en la muerte o en el beso.
Horizontal es la noche
en el mar, gran masa trémula
sobre la tierra acostada,
vencida sobre la playa.
El estar de pie, mentira:
sólo correr o tenderse.
Y lo que tú y yo queremos
y el día —ya tan cansado
de estar con su luz, derecho—
es que nos llegue, viviendo
y con temblor de morir,
en lo más alto del beso,
ese quedarse rendidos
por el amor más ingrávido,
al peso de ser de tierra,
materia, carne de vida.
En la noche y la trasnoche,
y el amor y el trasamor,
ya cambiados
en horizontes finales,
tú y yo, de nosotros mismos.

Pedro Salinas.

jueves, 1 de julio de 2010



Nubes.

Nubes... Hoy tengo conciencia del cielo, pues hace días que no lo miro pero lo siento, viviendo en la ciudad y no en la naturaleza que la incluye. Nubes... Son ellas hoy la principal realidad, y me preocupan como si el velarse del cielo fuese uno de los grandes peligros de mi destino. (...)
Nubes... Existo sin saberlo y moriré‚ sin quererlo. Soy el intervalo entre lo que soy y lo que no soy, entre el sueño y lo que la vida ha hecho de mí, la medida abstracta y carnal entre cosas que no son nada, siendo yo también nada. Nubes... ¡Qué desasosiego si siento, qué desconsuelo si pienso, qué inutilidad si quiero! (...)
Nubes... Me interrogo y me desconozco. Nada he hecho de útil ni haré de justificable. He gastado la parte de la vida que no perdí en interceptar confusamente cosa ninguna, haciendo versos en prosa a las sensaciones intransmisibles con que hago mío el universo desconocido. Estoy harto de mí, objetiva y subjetivamente. Estoy harto de todo, y del todo de todo. Nubes... Son todo, desarreglos de lo alto, cosas hoy sólo ellas reales entre la tierra nula y el cielo que no existe; harapos indescriptibles del tedio que les supongo; niebla condensada en amenazas de color ausente; algodones en rama sucios de un hospital sin paredes. Nubes... Son como yo, un pasar desfigurado entre el cielo y la tierra, al sabor de un impulso invisible, tronando o no tronando, alegrando blancas u obscureciendo negras, ficciones del intervalo y del error, lejos del ruido de la tierra y sin tener el silencio del cielo. Nubes... Siguen pasando, siguen siempre pasando, pasarán siempre siguiendo, en un enrollamiento discontinuo de madejas empañadas, en un alargamiento difuso de falso cielo deshecho.

Fernando Pessoa.