Ozimandías.
Encontré un viajero de comarcas remotas,
que me dijo: "Dos piernas de granito sin tronco,
yacen en el desierto. Cerca, en la arena, rotas,
las facciones de un rostro duermen... El ceño bronco,
el labio contraído por el desdén, el gesto
imperativo y tenso, del escultor conservan
la penetrante fuerza que al esculpir ha puesto
en su mano la burla del alma que preservan.
Estas palabras solas el pedestal conmina:
"Me llamo Ozymandías, rey de reyes. ¡Aprende
en mi obra, oh poderoso, y al verla desespera!"
Nada más permanece. Y en torno a la ruina
del coloso naufragio, sin límites, se extiende
la arena lisa y sola que en principio era:"
Percy Bysshe Shelley.
jueves, 15 de julio de 2010
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