viernes, 16 de julio de 2010
Cuando jura mi amada que sólo hay verdad en ella,
simulo que la creo, aunque sé que me engaña.
Pero así le parezco tan joven, sin malicia,
tan ignorante de las sutiles falsedades de este mundo,
que en esa falsa juventud me regocijo
-tan lejos ya mis días mejores-
y como un bobo creo cuanto su boca dice.
¿Qué nos importa la verdad ni a mí ni a ella?
¿Por qué persiste ella en sus mentiras?
¿Y por qué oculto yo que no soy joven?
Ah, es que el amor se alimenta de presencia,
y huye de lo que dejan los años al pasar.
Así, los dos nos mentimos
y la misma mentira nos requiebra.
William Shakespeare.
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Verdad y mentira son conceptos poco precisos y nada objetivos. Necesidad del amor-inevitable-
ResponderEliminary , si el amor envejece sin agriarse quizá
-como el vino- mejore. Un saludo. Todo en Shakespeare es complejo.
Yo sé que tú sabes que... pero disimulamos. en este caso W.S. es un poco pillín.
ResponderEliminarUn saludo.