viernes, 1 de octubre de 2010

El albatros.



La gente marinera, con crueldad salvaje,
suele cazar albatros, grandes aves marinas,
que siguen a los barcos compañeras de viaje,
blanqueando en los aires como blancas neblinas.
Pero, apenas los dejan en la lisa cubierta,
¡ellos que al aire imponen el triunfo de su vuelo!,
sus grandes alas blancas, como una cosa muerta,
como dos remos rotos, arrastran por el suelo.
Y el alado viajero toda gracia ha perdido,
y, como antes hermoso, ahora es torpe y simiesco;
y uno le quema el pico con un hierro encendido
y el otro cojeando mima su andar grotesco.
El Poeta recuerda a este rey de los vientos
que desdeña las flechas y que atraviesa el mar;
en el suelo, cargado de bajos sufrimientos,
sus alas de gigante no le dejan andar.

Ch. Baudelaire.

2 comentarios:

  1. Los espíritus grandes deben volar alto, lejos de la pequeña mezquindad. En el inmenso infinito de la profunda altura.
    Allí te quiero ver!
    Un abrazo.

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