lunes, 28 de marzo de 2011
Soledad.
La soledad es igual que una lluvia.
Sube del mar, enfrente de las tardes;
de llanos, que están lejos y remotos
marcha hasta el cielo, que la tiene siempre.
Y desde el cielo cae a la ciudad.
La lluvia cae en las horas intermedias,
cuando tuercen al día las callejas
y los cuerpos, que no han hallado nada,
se separan, desengañados, tristes,
y cuando las personas que se odian
deben dormir en una misma cama.
La soledad va entonces con los ríos...
Rainer María Rilke.
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jueves, 24 de marzo de 2011
Giovanni Boldini.
En la caja del aire va el telón encendido,
la mirada Art déco, Jean-Michel Frank;
viene el maestresala de la luz,
un vuelo de libélulas caídas
en los esbozos del amanecer:
por una cacería de jardines
el podestá en la loma de Ferrara
se desconcierta en la nocturnidad:
el sofá de Boldini, la Casati
y su hipnótico zoo de oro y rocalla:
somos los jardineros del ayer,
pero también somos los argonautas
(qui conquit la toison), en el cenáculo
de las agorerías vueltas sombra,
en las sombras chinescas del vivir,
como el teatro en Lady from Shangai.
Todo lo que vivía va conmigo,
contigo va lo que viviste tú,
pero un puño de párpados de rosa
en una noche de luz arrecida
es lo vivido por los dos, alfombra
para una Scherezade arcoirisada
en un Bagdad con borceguí de llamas
como la noche de París que vió Proust,
en alarmas nocturnas, Gosse Bertha,
turbantes en las máscaras de frac.
A cuestas en la noche de colgantes,
llevamos nuestra ofrenda: todo el ser.
Por la turbina de los bueyes mudos
el crepúsculo cae, y nos enseña,
en el desistimiento del vivir,
la insistencia en vivir que tiene el día,
lo indesistido del amor que vive:
cara a cara nos vemos en la noche filmada,
Day for Night, aporías del espejo,
porque el amor es un espejear,
la posesión del cuerpo en sus imágenes,
imagineros de la posesión,
la posesión de la verdad de ambos:
somos protagonistas del fulgor.
Pere Gimferrer.
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jueves, 17 de marzo de 2011
miércoles, 9 de marzo de 2011
Gustav Klimt.
Luz genital.
Refractario, luminoso recipiente del que rezuma el almidón del alba, aún embadurnado de las mucosidades furtivas de la noche. Allí se deposita el rastro vergonzante que dejan en lo oscuro los cuerpos después de haberse amado. No te acerques: aguarda un poco más, vigila esa incipiente maraña de la luz hasta que el impudor compute la intensidad de tu deseo. Recuerda mientras tanto la historia que no has vivido todavía.
J.M. Caballero Bonald.
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martes, 8 de marzo de 2011
Picasso.
sábado, 5 de marzo de 2011
En el Teatro. (marzo de 1904)
Me aburría contemplar la escena,
y alcé los ojos hacia los palcos.
Y en uno de ellos te vi
con aquella extraña belleza tuya, tu corrompida juventud.
Volvió a mi mente cuanto había oído
hablar de ti,
y mi pensamiento y mi cuerpo se conmovieron.
Y mientras una y otra vez contemplaba fascinado
esa frágil belleza, tu frágil juventud,
la buscaba a través de tu ropa,
te imaginaba y te idealizaba,
lleno de cuanto había oído contar de ti.
Konstantino Kavafis.
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miércoles, 2 de marzo de 2011
Moebius.
A modo de recompensa.
Oigo a veces, en sigilosas noches
otoñales, una oblicua graduación de bramidos
proveniente de Argónida.
Es como un rastro
agreste de hermosura y pavor, como una súbita
concentración de alimañas que bullen
en sus madrigueras y surcan cada día
los áureos aposentos litorales.
No sé a qué confidencias remiten esas voces,
pero, juntas, atañen a mi vida.
Llegan
hasta el vértice neto de los sueños
y allí transmiten sus informaciones
a quien procede del insomnio y sabe
que siempre y sin remedio
oirá hablar a la noche en medio de la noche.
José Manuel Caballero Bonald.
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