miércoles, 2 de marzo de 2011
Moebius.
A modo de recompensa.
Oigo a veces, en sigilosas noches
otoñales, una oblicua graduación de bramidos
proveniente de Argónida.
Es como un rastro
agreste de hermosura y pavor, como una súbita
concentración de alimañas que bullen
en sus madrigueras y surcan cada día
los áureos aposentos litorales.
No sé a qué confidencias remiten esas voces,
pero, juntas, atañen a mi vida.
Llegan
hasta el vértice neto de los sueños
y allí transmiten sus informaciones
a quien procede del insomnio y sabe
que siempre y sin remedio
oirá hablar a la noche en medio de la noche.
José Manuel Caballero Bonald.
.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Sólo enviarte un abrazo desde el insomnio.
ResponderEliminarComo siempre, encontraste la ilustración ideal para el poema.
Esas noches en vela son terribles.
ResponderEliminarUn saludo.