domingo, 27 de diciembre de 2009
Salvador Dalí / Jaime Gil de Biedma.
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender mas tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Jaime Gil de Biedma.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Pasos tristes.
Tanteando hacia la cama de vuelta de hacer pis
descorro las cortinas y me sorprendo de
las nubes veloces, la clara limpieza de la luna.
Las cuatro: cuñas de sombra en los jardines,
el cielo una caverna tomada por el viento.
Hay algo que mueve a risa en todo esto.
El modo de cruzar la luna entre las nubes
(la luz gris piedra perfila los tejados)
elevado y absurdo y separado.
¡Tableta de amor! ¡Camafeo de arte!
¡Oh, lobos de la memoria!¡Inmensamientos! No,
uno se estremece un poco, mirando hacia lo alto.
La dureza, la claridad, la simple
soledad de este mirar la extensa lejanía
es un recordatorio del dolor y la fuerza
de ser joven; algo que no puede volver,
pero que allí está, sin mengua, para otros.
Philip Larkin.
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Varias coincidencias todas ellas relacionadas con los paseos nocturnos por la casa, me han llevado finalmente a la lectura de este poema y a su transcripción a esta página.
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Para quien pase por aquí: FELICES FIESTAS y todos los bla-blas al uso.
viernes, 18 de diciembre de 2009
Oh sobre la espina.
SALMO.
Ya nadie nos moldea con tierra y con arcilla,
ya nadie con su hálito despierta nuestro polvo.
Nadie.
Alabado seas Nadie.
Queremos por tu amor
florecer
contra
ti.
Una nada
fuimos, somos, seremos,
floreciendo:
rosa de
nada, de nadie.
Con
el pistilo almalúcido,
cielo desierto el estambre,
la corola roja
de la palabra pupúrea que cantamos
sobre, oh sobre
la espina.
Paul Celan.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
El grito.
Mientras a tu alrededor tus amigos crecían y maduraban, tú te quedabas ahí, en el mismo punto sin comprender, esperando que te dieran el amor que te negaron siendo niño. Desarrollaste un duro caparazón bajo la divertida ironía que exhibías. Seducías a jovencitas a las que nunca concediste el estatus de permanencia más allá de once meses.
Parecía que el mundo conspiraba contra tí. La vida fué dura contigo pero a cambio te concedió un preciado don: El de la alegría de vivir.
domingo, 13 de diciembre de 2009
Espiral.
Al final del día donde la pelea de la vida diaria me deja exhausta y vacía, con multitud de preguntas en la cabeza que siguen peleándose entre ellas, quisiera escribir y que se produjera la catarsis, pero mi incapacidad en el manejo de la palabra me limita añadiendo una nueva angustia.
Pienso en ello a menudo. Leo textos de autores que me parecen extraordinarios, certeros, liberalizadores y me veo a mi embutida en una camisa de fuerza que me impide respirar y con la necesidad de romperla, pero... no sé cómo hacerlo.
jueves, 10 de diciembre de 2009
http://2centenas.blogspot.com/Camilo Fernández.
CONFESIÓN.
Sostuve la cámara con ambas manos, intentando superar la acidez que me escalaba la tráquea. La imagen temblaba irremediablemente. Volví a hacer foco en él y a través del visor noté como sus ojos se volvían líquidos.
Calcé la cámara en el trípode y lo encuadré. “Estoy listo”, me dijo con la voz entrecortada. Lo vi tomar aire con dificultad, tratando de controlar la respiración. Comenzó la confesión; me costó seguir sus explicaciones y razonamientos. Sólo capté su responsabilidad en un robo millonario y que gran parte de lo robado estaba en el maletín que traía en la mano. Su voz crepitaba. Me hizo señas para suspender la grabación.
Inspiró profundamente y secó sus lágrimas con las manos. Esperó unos segundos; luego me indicó retomar. Escuché sus palabras, inmóvil. Pude sentir cómo la médula se me congelaba con cada palabra. El mensaje era para su esposa. Le pedía perdón. Dicho esto, tomó un revolver y se voló la cabeza.
Ni bien me recuperé del shock, tomé la cámara, agradecido por vivir en la era digital. Borré el primer archivo, tomé el maletín y llamé a la policía. Afortunadamente, en el mensaje a su esposa no hablaba del dinero.
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Me parece muy bueno realmente, por eso me he permitido transcribirlo a mi blog.
viernes, 4 de diciembre de 2009
Enrique Bunbury.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Energía.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Plaza de Santa Ana, Madrid.
LA CIUDAD.
Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar,
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío es aquí un fracaso
y sepultado está mi corazón.
¿Hasta cuándo este abismo mi alma cercará?
Donde quiera que vuelvo mis ojos veo sólo
las oscuras ruinas de mi vida y los días
que aquí gasté, perdí o destruí."
No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad ha de ir siempre en pos de ti. En las mismas callejas
errarás. En los mismos suburbios llegará tu vejez.
Bajo los mismos techos encanecerás.
Pues la ciudad te espera siempre. Otra no busques.
No hay barco ni camino para ti.
En todo el universo destruiste cuanto has destruido
en esta angosta esquina de la tierra.
Constantino Kavafis.
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