miércoles, 23 de diciembre de 2009



Pasos tristes.

Tanteando hacia la cama de vuelta de hacer pis
descorro las cortinas y me sorprendo de
las nubes veloces, la clara limpieza de la luna.
Las cuatro: cuñas de sombra en los jardines,
el cielo una caverna tomada por el viento.
Hay algo que mueve a risa en todo esto.
El modo de cruzar la luna entre las nubes
(la luz gris piedra perfila los tejados)
elevado y absurdo y separado.
¡Tableta de amor! ¡Camafeo de arte!
¡Oh, lobos de la memoria!¡Inmensamientos! No,
uno se estremece un poco, mirando hacia lo alto.
La dureza, la claridad, la simple
soledad de este mirar la extensa lejanía
es un recordatorio del dolor y la fuerza
de ser joven; algo que no puede volver,
pero que allí está, sin mengua, para otros.

Philip Larkin.

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Varias coincidencias todas ellas relacionadas con los paseos nocturnos por la casa, me han llevado finalmente a la lectura de este poema y a su transcripción a esta página.
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Para quien pase por aquí: FELICES FIESTAS y todos los bla-blas al uso.

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