miércoles, 10 de marzo de 2010

Muros.



Fanatismo.

"¿Qué se le puede responder a un hombre que dice que él prefiere obedecer a Dios que a los hombres, y por consiguiente está seguro de merecer el cielo si nos estrangula?
Cuando el fanatismo ha gangrenado un cerebro, la enfermedad es casi incurable. (...)
Normalmente son los bribones los que guían a los fanáticos y les ponen el puñal en la mano; se parecen a ese Viejo de la Montaña que según dicen hacía probar las delicias del paraíso a los imbéciles y les prometía una eternidad gozando de los placeres probados, a condición de que asesinaran a todos los que él les señalara".

Voltaire.

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