martes, 11 de mayo de 2010



"...Turbaba los placeres de la fiesta,
llenaba el alma de profundo espanto,
y el angustiado corazón humano
ya ni los dioses consolar podían.
Por ocultos senderos se acercaba
el monstruo y ni ofrendas ni plegarias
aplacaban su furia;
era la muerte -angustia, duelo y lágrimas-
que sorprendía a los felices hombres
en medio del festín."
[...]

Novalis.

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