jueves, 16 de septiembre de 2010



II

Sí a escuchar, sí a hacer mío
ese venero, el grito borbollando de alegría
que entre las piedras de la vida surge
pronto y tan fuerte, y luego se debilita y ciega.
Pero escribir no es ser, y no es tener,
porque el temblor de la alegría en la escritura es
sólo una sombra, acaso la más clara,
en palabras que siguen recordando
tantas y tantas cosas que han surcado
el tiempo duramente con sus garras,
y por eso no puedo sino decirte sólo
aquello que no soy, salvo en deseo,
una manera de tomar que fuera
dejar de ser sí mismo a la hora de tomar,
una manera de decir que hiciera
que ya no se estuviera en el lenguaje solo.

Yves Bonnefoy.

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