sábado, 27 de febrero de 2010

Manuel Franquelo.



La Durmiente.

¿Qué secretos quema en su corazón mi joven amiga,
alma de dulce máscara que aspira una flor?
¿Con qué alimentos vanos su ingenuo calor
logra este rayo de una mujer dormida?
Soplo, sueños, silencio, calma invencible,
triunfas, oh paz más poderosa que el llanto,
cuando la onda grave y la extensión de este sueño amplio
conspiran sobre el seno de una considerable enemiga.
Durmiente, haz dorado de sombras y abandonos,
tu reposo temible abarca tales dones,
oh cierva de larga languidez junto a un racimo,
que, aún el alma ausente, errante en los infiernos,
tu forma de vientre puro que un brazo envuelve fluido,
vela; tu forma vela, y mis ojos están abiertos.

Paul Valéry.

2 comentarios:

  1. Hermosa entrada. Espero no haberte molestado con mis comentarios. Seguiré tu blog porque me gusta mucho, pero seré muy prudente con los comentarios. Un saludo y disculpas.

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  2. No me he sentido nada ofendida y me parece bien que los comentarios sean también críticos, aunque no han sido tal en mi opinión, de modo que nada tengo que disculpar.
    Un saludo.

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