viernes, 11 de junio de 2010

V. Van Gogh.



Cuando cuento las horas que jalonan el tiempo
viendo el día radiante convertirse en la noche,
cuando al fin contemplamos las violetas marchitas
y los rizos oscuros recubiertos de plata;
o la altiva arboleda despojada del verde,
que era palio de sombra para todo un rebaño,
y la mies del estío abrazada en gavillas
en su carro de muerte con sus barbas hirsutas,
me pregunto qué suerte correrá tu belleza;
te veré entre las ruinas que son obra del tiempo
ya que toda belleza deja atrás lo que fue,
muere al fin mientras otras surgen ante sus ojos.
Nada puede afrontar la guadaña del tiempo,
sólo un hijo quizá cuando tú ya no estés.

William Shakespeare.

2 comentarios:

  1. Pues algo tienen de común o de continuación esta entrada y la anterior: y la vida siempre sigue y algo de sagrado hay en ella. Un afectuoso saludo, amiga.

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  2. Cuando algo anda rondando por la cabeza, las lecturas tienden hacia aquello que ocupa tu pensamiento sin que apenas intervenga la voluntad, o no de manera imperiosa.
    Un saludo.

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