martes, 18 de enero de 2011
Correspondencias.
La Creación es un templo de pilares vivientes
que a veces salir dejan sus palabras confusas;
el hombre la atraviesa entre bosques de símbolos
que le contemplan con miradas familiares.
Como los largos ecos que de lejos se mezclan
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la luz, como la noche vasta,
se responden sonidos, colores y perfumes.
Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,
dulces tal los oboes, verdes tal las praderas
y hay otros, corrompidos, ricos y triunfantes,
que tienen la expansión de cosas infinitas,
como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,
que cantan los transportes de sentidos y espíritu.
Charles Baudelaire.
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Un magnífico poema del que tengo esta versión y otra; más alguna que perdí -regalé-. Un abrazo.
ResponderEliminarEsta es una traducción de Luis Martínez de Merlo.
ResponderEliminarUn saludo.