viernes, 31 de diciembre de 2010
Tres meses después, en NOCHEVIEJA, ella tuvo la debilidad de llamarle. Feliz 1989. Él no contestó. Claro, pensó ella, ¿y qué iba a hacer?
En 1991, la chica con la que él vivía en Londres le dejó por otro, mientras ella conocía al hombre de su vida. En Nochevieja fue él quien llamó. Feliz 1992. Ella no contestó. Claro, pensó él ¿y qué iba a hacer? La semana pasada, los dos se encontraron de repente, al pasar el control de seguridad de la T-4. Él se estaba poniendo el cinturón cuando la vio. Ella, que se ponía el reloj, tardó más tiempo en reconocerle.
- Hola-dijo él.
- Hola –contestó ella- , ¿cómo estás?
- Bien, yo… Sí, ¿y tú?
- Bien también.
Luego, la mujer de él le preguntó en inglés con quién hablaba, mientras el marido de ella la cogía del brazo para llevarla hacia los ascensores. Ninguno de los dos volvió la cabeza para mirar al otro al alejarse. Los dos se arrepintieron después de no haberlo hecho.
Almudena Grandes.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
martes, 14 de diciembre de 2010
Pablo Picasso.
La cabra.
He hablado con una cabra.
Estaba sola en el prado, estaba atada.
Ahíta de hierba, mojada por la lluvia, balaba.
Ese mismo balido era hermano
de mi dolor. Le respondí al principio
por broma, luego porque el dolor es eterno,
tiene una sola voz que no cambia.
La misma que yo sentía
gemir en una cabra solitaria.
En una cabra de perfil semita
sentía yo quejarse cualquier pena,
cualquier otra vida.
Umberto Saba.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
[...]
Saludo a cuantos me lean,
alzando el ancho sombrero
cuando me ven en mi puerta
apenas la diligencia asoma en la cima del otero.
Les saludo y les deseo sol,
y lluvia, cuando la lluvia es necesaria,
y que sus casas tengan
al pie de una ventana abierta
una silla predilecta
en que se sienten a leer mis versos.
Y al leer mis versos piensen
que soy cualquier cosa natural:
por ejemplo, el árbol antiguo
a la sombra del cual cuando niños
se sentaban de golpe, cansados dejugar,
y limpiaban el sudor de la frente caliente
con la manga de la bata listada.
Fernando Pessoa.
.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Pablo Gargallo.
Arte poética.
La música antes que todo sea,
y el Impar vago para ello busca,
el Impar libre por el espacio,
sin que le manche cosa ninguna.
No es necesario que tus palabras
con minuciosa propiedad luzcan:
son aún más gratos los versos grises
que a lo Indeciso lo Exacto juntan;
son ojos grandes detrás de velos,
son temblorosos soles que alumbran,
son en un cielo de otoño tibio
azul enjambre de estrellas puras.
Así buscamos el matiz débil,
¡siempre matices! ¡El color nunca!
¡Oh! ¡El matiz sólo desposar logra
sueños con sueños y alma con música!
¡Lejos, muy lejos, Chiste asesino,
ingenio fútil y risa impura,
todo ese ajo de ruin cocina
el que los ojos del Azul nubla!
¡A la elocuencia retuerce el cuello!
Continuamente, con mano ruda
ten a la rima bien dominada;
¡cómo te arrastra si te descuidas!
¿Quién de la Rima dirá los males?
¿Qué niño sordo, qué negra estúpida
forjó este dije de baratillo
que suena a hueco cuando se usa?
¡Música empero, música siempre!
Sea tu canto cosa que suba
desde tu alma que de otros cielos
y otros amores camina en busca.
Tu canto sea la profecía
que va extendiendo la brisa húmeda
por la mañana sobre los campos...
Y el resto es todo literatura.
Paul Verlaine.
.
sábado, 20 de noviembre de 2010
Como un torpe actor que una vez en escena
no consigue por miedo recitar su papel,
o como un iracundo que rebosa de enojo,
cuya fuerza excesiva debilita sus ánimos,
así yo, sin fe en mí, he olvidado cumplir
la cabal ceremonia de los ritos del amor,
y mi impulso amoroso agobiado declina
por el peso terrible de un exceso amatorio.
Que te sirva este libro de elocuencia y de mudo
mensajero del alma, que por él es locuaz;
que reclame tu amor y que exija su premio
con más voz que una lengua que se exprese hábilmente.
Lo que escribe amor mudo deberías leer,
porque oír con los ojos es de amante sutil.
William Shakespeare.
.
viernes, 19 de noviembre de 2010
domingo, 14 de noviembre de 2010
Saura.
Tiburón.
Intenta gritar pero sólo consigue que de su boca salga un susurro: hay un tiburón debajo de la cama. Su voz le suena extraña, como el crepitar de una radio mal sintonizada. ¿Por qué no me hacen caso ? Cree que si se mueve, el tiburón le irá mordiendo los dedos de los pies, seguirá con las manos y después con las orejas. Por eso se queda quieta. No moverse, no respirar. Tal vez el tiburón desaparezca, como otras veces. O peor, podría traer a su amigo el cocodrilo, y entre los dos darse un atracón con ella.
No ha comido nada, me ha dicho la enfermera, lleva toda la noche hablando y las gotas del sedante no le han hecho efecto. Pobre mamá, no sabe que el tiburón ya se la comió hace meses, que solo dejó su pesadilla, enrollada como monda de naranja bajo la sábana. Su pesadilla es todo lo que queda de mamá. Hasta que vuelva el tiburón a terminar el festín.
Araceli Esteves.
sábado, 13 de noviembre de 2010
Diego Rivera.
Degeneración.
La misma naturaleza,
se falsea y deteriora,
falta a su misión divina,
los vicios del hombre toma.
Los animales y plantas
de la tierra, gala y pompa,
faltan a sus juramentos
y mienten como personas.
No tienen pudor los lirios,
ni las violetas ni rosas;
las mariposas los besan
y sus pétalos deshojan.
Y la fama de modestia
de la violeta es apócrifa;
es una flor muy coqueta
y que apetece la gloria.
No creo del ruiseñor
en las ardientes estrofas;
solo por pura rutina,
canta de amor y solloza.
La verdad se fue del mundo,
la constancia no es gran cosa,
y la lealtad de los perros
ha pasado a la historia.
Heinrich Heine.
lunes, 8 de noviembre de 2010
domingo, 7 de noviembre de 2010
viernes, 5 de noviembre de 2010
David Friedrich.
¡Oh viejo capitán! ¡Oh Muerte, leva el ancla!,
nos aburre esta tierra; zarparemos, que es la hora!
Si en el cielo y el mar hay negruras de tinta,
los pechos que conoces están llenos de rayos.
¡Viértenos tu veneno, y que él nos reconforte!
Queremos, tanto el fuego nuestros cerebros quema,
descender al abismo, ¿qué importa Infierno o Cielo?
¡al fondo de lo Ignoto para encontrar lo nuevo!
Charles Baudelaire.
.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Himalaya.
De una expedición no efectuada al Himalaya.
Ajá, así que esto es el Himalaya.
Montañas corriendo hacia la luna.
El momento del despegue eternizado
en un cielo de pronto descosido.
Un desierto de nubes perforado.
Golpe en la nada.
Eco: blanca mudez.
Silencio.
Yeti, abajo es miércoles:
hay pan, abecedario,
dos y dos son cuatro
y la nieve se derrite.
Hay una manzana roja
partida en cruz.
Yeti, no sólo el crimen
es posible.
Yeti, no todas las palabras
condenan a muerte.
Heredamos la esperanza,
don del olvido.
Verás cómo parimos
en las ruinas.
Yeti, tenemos a Schkespeare.
Yeti, tocamos el violín.
Yeti, en la penumbra
encendemos la luz.
Aquí, ni luna ni tierra,
y se congelan las lágrimas.
¡Yeti, cuasiconejo lunar,
piénsalo bien y vuelve!
Así, entre cuatro paredes de avalanchas,
llamaba al Yeti y pataleaba,
para entrar en calor,
sobre las nieves
perpetuas.
Wyslawa Szymborska.
.
lunes, 1 de noviembre de 2010
Canto porque me levanto siempre con las mismas penas,
con las heridas abiertas que siguen sin cicatrizar.
Vago por las veredas, por desiertos, por la selva,
surcando los anchos mares, hacia ningún lugar.
Canto porque me canso de dar explicaciones,
no tengo soluciones, ¿para qué tanto preguntar?
Salto de cama en cama, de boca a boca, de falda en falda.
No vuelvo por donde vine, nunca miro hacia atrás.
Y no hay mejor ni peor, pues con la gente que tropiezo,
sufren del mismo dolor, están igual, el mismo dolor.
No hay mejor ni peor, si estás quieto o en movimiento,
sufres el mismo dolor, estás igual, el mismo dolor.
Canto porque me harto de lugares concurridos,
de esquemas aburridos para conseguir seguridad.
Parto de aquí a otro lado, crías cuervos, y te comen los ojos luego.
Canto porque me levanto, siempre con las mismas penas.
Y no hay mejor ni peor, pues con la gente que tropiezo,
sufren del mismo dolor, están igual, el mismo dolor.
No hay mejor ni peor, si estás quieto o en movimiento,
sufres el mismo dolor, estás igual, el mismo dolor.
Enrique Bunbury.
.
con las heridas abiertas que siguen sin cicatrizar.
Vago por las veredas, por desiertos, por la selva,
surcando los anchos mares, hacia ningún lugar.
Canto porque me canso de dar explicaciones,
no tengo soluciones, ¿para qué tanto preguntar?
Salto de cama en cama, de boca a boca, de falda en falda.
No vuelvo por donde vine, nunca miro hacia atrás.
Y no hay mejor ni peor, pues con la gente que tropiezo,
sufren del mismo dolor, están igual, el mismo dolor.
No hay mejor ni peor, si estás quieto o en movimiento,
sufres el mismo dolor, estás igual, el mismo dolor.
Canto porque me harto de lugares concurridos,
de esquemas aburridos para conseguir seguridad.
Parto de aquí a otro lado, crías cuervos, y te comen los ojos luego.
Canto porque me levanto, siempre con las mismas penas.
Y no hay mejor ni peor, pues con la gente que tropiezo,
sufren del mismo dolor, están igual, el mismo dolor.
No hay mejor ni peor, si estás quieto o en movimiento,
sufres el mismo dolor, estás igual, el mismo dolor.
Enrique Bunbury.
.
viernes, 29 de octubre de 2010
Pablo Gargallo.
Palabras para Julia.
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante un muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida y sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Un hombre sólo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.
Pero cuando yo te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otros hombres.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en tí como ahora pienso.
José Agustín Goytisolo.
martes, 26 de octubre de 2010
Eduard Münch.
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
Gioconda Belli.
.
jueves, 21 de octubre de 2010
Moebius.
Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?
¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?
Jorge Luis Borges.
domingo, 17 de octubre de 2010
Antonio López.
"Vámonos, pues, tú y yo,
cuando el atardecer se extienda contra el cielo
como un paciente cloroformizado sobre la mesa;
vámonos a lo largo de seguras calles semidesiertas,
gruñones retiros
de inquietas noches en hoteles de mala muerte para pasar una noche
y restaurantes de serrín con sopa de pescado,
calles que siguen como un aburrido argumento
de intención insidiosa
y que te llevan a un problema abrumador.
Oh, no preguntes: ¿cuál es?
En el cuarto las mujeres vienen y van
hablando de Miguel Ángel.
La niebla amarilla que se frota la espalda contra el marco de las ventanas,
pasó la lengua por las esquinas de la tarde,
la demoró en los estanques que están desaguados,
dejó caer sobre su espalda el hollín, que cae de las chimeneas,
se delizó por la terraza, dió un salto súbito,
y viendo que era una suave noche de octubre
se enroscó otra vez a la casa y se quedó dormido.
Y desde luego habrá tiempo
para el humo amarillo que se desliza por la calle
frotándose la espalda contra el marco de las ventanas.
Habrá tiempo, habrá tiempo
para preparar un rostro que se enfrente con los rostros con que tú te enfrentas;
habrá tiempo para asesinar y para crear,
tiempo para todos los trabajos y días de manos
que ponen en tu plato, o lo quitan de él, un problema;
tiempo para ti y tiempo para mí,
y tiempo aún para cien indecisiones
y para cien visiones y revisiones
antes de tomar el té y la tostada."
[...]
T. S. Eliot.
sábado, 16 de octubre de 2010
André Brito.
Preguntas.
Ya que navegas por mi sangre y conoces mis límites y me despiertas en la mitad del día para acostarme en tu recuerdo y eres furia de mi paciencia para mí dime qué diablos hago por qué te necesito quién eres muda sola recorriéndome razón de mi pasión por qué quiero llenarte solamente de mí y abarcarte acabarte mezclarme a tus huesitos y eres única patria contra las bestias el olvido.
Juan Gelman.
miércoles, 6 de octubre de 2010
Como todas las cosas.
Como riega la planta el jardinero.
Como forma el tipógrafo la masa.
Como conduce el carro el carretero.
Como elabora el pan el panadero.
Como construye el albañil la casa.
Como alimenta el surco el campesino.
Como los hijos cada padre engendra.
Como pulsa los mares el marino.
Como la uva se traduce en vino.
Como se pone a madurar la almendra.
Como alumbra el poeta la palabra.
Como se obtiene lana de la oveja.
Como se ordeña el ubre de la cabra.
Como la caja el artesano labra.
Como liba las flores una abeja.
Como viene del sol la golondrina.
Como surgen la col y la algarroba.
Como el carbón se extrae de la mina.
Como se pule en el taller la encina,
el cedro, el palisandro y la caoba.
Como la aguja hilvana los vestidos.
Como se extrae azúcar de la caña.
Como el amor despierta los sentidos.
Como el pájaro vuela y hace nidos.
Como remonta el alba la montaña.
Como escala el cristal la enredadera.
Como alumbra aceitunas el olivo.
Como esparce colores la bandera.
Como crece indomable la palmera.
Como florece el llanto colectivo.
Como siembra la voz al mediodía,
Como en tiempo de paz se esparcen granos,
trabajo por crear un nuevo día,
movilizando el aire y la alegría,
con la lengua, los ojos y las manos.
Creando estoy un mundo donde el hombre
goce la libertad que no se cierra,
vea la luz solar sin que se asombre
y halle el amor, sin pronunciar su nombre,
en un lugar cualquiera de la tierra.
Agustín Millares Sall.
domingo, 3 de octubre de 2010
sábado, 2 de octubre de 2010
Louis Armstrong When You're Smiling
A S.G. que entre sus intereses se encuentra "provocar una sonrisa ajena".
viernes, 1 de octubre de 2010
El albatros.
La gente marinera, con crueldad salvaje,
suele cazar albatros, grandes aves marinas,
que siguen a los barcos compañeras de viaje,
blanqueando en los aires como blancas neblinas.
Pero, apenas los dejan en la lisa cubierta,
¡ellos que al aire imponen el triunfo de su vuelo!,
sus grandes alas blancas, como una cosa muerta,
como dos remos rotos, arrastran por el suelo.
Y el alado viajero toda gracia ha perdido,
y, como antes hermoso, ahora es torpe y simiesco;
y uno le quema el pico con un hierro encendido
y el otro cojeando mima su andar grotesco.
El Poeta recuerda a este rey de los vientos
que desdeña las flechas y que atraviesa el mar;
en el suelo, cargado de bajos sufrimientos,
sus alas de gigante no le dejan andar.
Ch. Baudelaire.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
[...]
(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
o diosa griega, concebida como estatua que fuese viva,
o patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
o princesa de trovadores, muy gentíl y colorida,
o marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
o cortesana célebre del tiempo de nuestros padres,
o algo moderno -no concibo bien el qué-,
todo eso, sea lo que fuere, que seas, si puede inspirar, ¡que inspire!
Mi corazón es un balde vaciado.
Como invocan espíritus quienes invocan espíritus me invoco
a mí mismo y no encuentro nada.
Me asomo a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan,
veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
veo los perros que también existen,
y todo eso me pesa como una condena al destierro,
y todo eso es extranjero, como todo).
[...]
F. Pessoa "Tabaquería".
domingo, 26 de septiembre de 2010
Turner.
Los nombres.
Albor. El horizonte
entreabre sus pestañas
y empieza a ver. ¿Qué? Nombres.
Están sobre la pátina
de las cosas. La rosa
se llama todavía
hoy rosa, y la memoria
de su tránsito, prisa,
prisa de vivir más.
A largo amor nos alce
esa pujanza agraz
del Instante, tan ágil
que en llegando a su meta
corre a imponer Después.
Alerta, alerta, alerta,
yo seré, yo seré.
¿Y las rosas? Pestañas
cerradas: horizonte
final.¿Acaso nada?
Pero quedan los nombres.
Jorge Guillén.
sábado, 25 de septiembre de 2010
Otoño.
Otoño de manos de oro.
Ceniza de oro tus manos dejaron caer al camino.
Ya vuelves a andar por los viejos paisajes desiertos.
Ceñido tu cuerpo por todos los vientos de todos los siglos.
Otoño, de manos de oro:
con el canto del mar retumbando en tu pecho infinito,
sin espigas ni espinas que puedan herir la mañana,
con el alba que moja su cielo en las flores del vino,
para dar alegría al que sabe que vive
de nuevo has venido.
Con el humo y el viento y el canto y la ola temblando,
en tu gran corazón encendido.
J. Hierro.
martes, 21 de septiembre de 2010
Van Dongen.
Despilfarro de aliento en derroche de afrenta
es lujuria en acción; y hasta la acción, lujuria
es perjura, ultraje, criminal, sangrienta,
brutal, sin fe, extremosa, presa de su furia;
disfrutada no más que despreciada presto;
más que es razón buscada, y no bien poseída,
más que es razón odiada, como cebo puesto
adrede a volver loco al que a beber convida,
en la demanda loco, loco en posesión,
habido, habiendo, y en haber poniendo empeño;
gloria dada a probar; probada, perdición;
antes, gozo entrevisto, y después, un sueño.
Todo esto el mundo sabe, y nadie sabe modos
de huir de un cielo que a este infierno arroja a todos.
William Shakespeare.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Andrés Gil García de Meneses.
No nos pidas la palabra que escudriñe por cada lado
nuestro informe ánimo, y con letras de fuego
lo declare y resplandezca como un azafrán
perdido en medio de un polvoriento prado.
¡Ah, el hombre que seguro marcha,
amigo de los demás y de sí mismo,
y no cuida su sombra que la canícula
imprime sobre un desconchado muro!
No nos exijas la fórmula que pueda abrirte mundos,
pero sí alguna sílaba seca y torcida como una rama.
Sólo eso podemos hoy decirte,
lo que no somos y lo que no queremos.
Eugenio Montale.
jueves, 16 de septiembre de 2010
II
Sí a escuchar, sí a hacer mío
ese venero, el grito borbollando de alegría
que entre las piedras de la vida surge
pronto y tan fuerte, y luego se debilita y ciega.
Pero escribir no es ser, y no es tener,
porque el temblor de la alegría en la escritura es
sólo una sombra, acaso la más clara,
en palabras que siguen recordando
tantas y tantas cosas que han surcado
el tiempo duramente con sus garras,
y por eso no puedo sino decirte sólo
aquello que no soy, salvo en deseo,
una manera de tomar que fuera
dejar de ser sí mismo a la hora de tomar,
una manera de decir que hiciera
que ya no se estuviera en el lenguaje solo.
Yves Bonnefoy.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Magritte.
Cuando pienso que en todo lo que crece
su perfección conserva un mero instante;
que las funciones de este gran proscenio
se dan bajo la influencia de los astros;
y que el hombre florece como planta
a quien el mismo cielo alienta y rinde,
primero ufano y abatido luego,
hasta que su esplendor nadie recuerda:
la idea de una estada tan fugaz
a mis ojos te muestra más vibrante,
mientras que Tiempo y Decadencia traman
mudar tu joven día en noche sórdida.
Y, por tu amor guerreando con el Tiempo,
si él te roba, te injerto nueva vida.
William Shakespeare.
sábado, 11 de septiembre de 2010
Verano.
viernes, 10 de septiembre de 2010
Hudini.
El escapista.
Un mago no debería revelar sus trucos, pero te diré que no es tan difícil hacer surgir panes de un cesto si éste dispone de doble fondo, y que unos simples tablones, convenientemente situados bajo el agua, bastan para hacer creer a cualquier iluso que es posible caminar sobre la superficie de un lago. En cuanto a aquel hombre cuyos ojos sané, jamás en su miserable vida había estado ciego: se llamaba Hulellah y obtuvo una buena recompensa a cambio de hacer su papel... Ahora, escúchame bien: los soldados no van a clavarme al madero; en realidad, me amarrarán las muñecas con tendones de cerdo y untarán mis brazos con la sangre de algún animal: les he pagado veinte denarios a cada uno por participar en el engaño. Previamente, tú deberás haber depositado agua y víveres en el interior del sepulcro. Luego, una vez que me hayan dejado allí, harás rodar la piedra que cubre la entrada para que pueda escapar. Procura que nadie te vea. Y recuerda esto, José de Arimatea: deberás hacerlo antes del tercer día.
Manuel Moyano.
jueves, 9 de septiembre de 2010
sábado, 4 de septiembre de 2010
Gabriel Moreno.
Pecados de Septiembre.
Siempre echaré de menos la inocencia.
Sólo con la inocencia es nuevo el mundo:
el viejo sol le alumbra la mirada
y el horror de los ojos de los hombres se borra,
pues ella no lo mira y nunca entiende
la hermosura vibrante de la sierra del diablo.
Y sin embargo escucha
las palabras de amor en el otoño,
los primeros pecados de septiembre
que envolvían en fuego las caricias más torpes.
Cuando aún no sabemos
si son nuestras las calles, si los mapas
dibujarán los viajes infinitos
o si todos los trenes acabarán volviendo
a su ruta terrestre y melancólica.
Cuando no comprendemos.
Son nuevas las sonrisas y la lumbre
del deseo en los labios; me acarician
los pájaros alegres de alas largas,
los pájaros del brillo, los cautivos
futuros de las noches estrelladas.
Olga Bernad.
martes, 24 de agosto de 2010
La Luna.
Cuenta la historia que en aquel pasado
Tiempo en que sucedieron tantas cosas
Reales, imaginarias y dudosas,
Un hombre concibió el desmesurado
Proyecto de cifrar el universo
En un libro y con ímpetu infinito
Erigió el alto y arduo manuscrito
Y limó y declamó el último verso.
Gracias iba a rendir a la fortuna
Cuando al alzar los ojos vio un bruñido
Disco en el aire y comprendió, aturdido,
Que se había olvidado de la luna.
La historia que he narrado aunque fingida,
Bien puede figurar el maleficio
De cuantos ejercemos el oficio
De cambiar en palabras nuestra vida.
Siempre se pierde lo esencial. Es una
Ley de toda palabra sobre el numen.
No la sabrá eludir este resumen
De mi largo comercio con la luna.
No sé dónde la vi por vez primera,
Si en el cielo anterior de la doctrina
Del griego o en la tarde que declina
Sobre el patio del pozo y de la higuera.
Según se sabe, esta mudable vida
Puede, entre tantas cosas, ser muy bella
Y hubo así alguna tarde en que con ella
Te miramos, oh luna compartida.
Más que las lunas de las noches puedo
Recordar las del verso: la hechizada
Dragon moon que da horror a la halada
Y la luna sangrienta de Quevedo.
De otra luna de sangre y de escarlata
Habló Juan en su libro de feroces
Prodigios y de júbilos atroces;
Otras más claras lunas hay de plata.
Pitágoras con sangre (narra una
Tradición) escribía en un espejo
Y los hombres leían el reflejo
En aquel otro espejo que es la luna.
De hierro hay una selva donde mora
El alto lobo cuya extraña suerte
Es derribar la luna y darle muerte
Cuando enrojezca el mar la última aurora.
(Esto el Norte profético lo sabe
Y tan bien que ese día los abiertos
Mares del mundo infestará la nave
Que se hace con las uñas de los muertos.)
Cuando, en Ginebra o Zürich, la fortuna
Quiso que yo también fuera poeta,
Me impuse. como todos, la secreta
Obligación de definir la luna.
Con una suerte de estudiosa pena
Agotaba modestas variaciones,
Bajo el vivo temor de que Lugones
Ya hubiera usado el ámbar o la arena,
De lejano marfil, de humo, de fría
Nieve fueron las lunas que alumbraron
Versos que ciertamente no lograron
El arduo honor de la tipografía.
Pensaba que el poeta es aquel hombre
Que, como el rojo Adán del Paraíso,
Impone a cada cosa su preciso
Y verdadero y no sabido nombre,
Ariosto me enseñó que en la dudosa
Luna moran los sueños, lo inasible,
El tiempo que se pierde, lo posible
O lo imposible, que es la misma cosa.
De la Diana triforme Apolodoro
Me dejo divisar la sombra mágica;
Hugo me dio una hoz que era de oro,
Y un irlandés, su negra luna trágica.
Y, mientras yo sondeaba aquella mina
De las lunas de la mitología,
Ahí estaba, a la vuelta de la esquina,
La luna celestial de cada día
Sé que entre todas las palabras, una
Hay para recordarla o figurarla.
El secreto, a mi ver, está en usarla
Con humildad. Es la palabra luna.
Ya no me atrevo a macular su pura
Aparición con una imagen vana;
La veo indescifrable y cotidiana
Y más allá de mi literatura.
Sé que la luna o la palabra luna
Es una letra que fue creada para
La compleja escritura de esa rara
Cosa que somos, numerosa y una.
Es uno de los símbolos que al hombre
Da el hado o el azar para que un día
De exaltación gloriosa o de agonía
Pueda escribir su verdadero nombre.
Jorge Luis Borges.
....................................
Felicidades en este precioso día de Luna Llena.
lunes, 16 de agosto de 2010
Eduard Münch.
Claro de luna.
Vuestra alma es un exquisito paisaje,
que encantan máscaras y bergamascos,
tocando el laúd y danzando y casi
tristes bajo sus fantásticos disfraces.
Siempre cantando en el tono menor
el amor triunfante y la vida oportuna
parecen no creer en su felicidad,
y sus canciones se unen al claro de luna,
al tranquilo claro de luna, triste y bello,
que hace sonar los pájaros en los árboles,
y sollozar estáticos a los surtidores,
los altos surtidores esbeltos entre los blancos mármoles.
Paul Verlaine.
miércoles, 11 de agosto de 2010
Dalí.
sábado, 7 de agosto de 2010
Alga quisiera ser, alga enredada,
en lo más suave de tu pantorrilla.
Soplo de brisa contra tu mejilla.
Arena leve bajo tu pisada.
Agua quisiera ser, agua salada
cuando corres desnuda hacia la orilla.
Sol recortando en sombra tu sencilla
silueta virgen de recién bañada.
Todo quisiera ser, indefinido,
en torno a ti: paisaje, luz, ambiente,
gaviota, cielo, nave, vela, viento…
Caracola que acercas a tu oído,
para poder reunir, tímidamente,
con el rumor del mar, mi sentimiento.
Ángel González.
viernes, 6 de agosto de 2010
[...]
Me pondré pantalones de franela blanca
y me iré a pasear a lo largo de la playa.
He oído allí cómo entre ellas se cantan las sirenas.
Mas no creo que me vayan a cantar a mí.
Las he visto nadando mar adentro sobre las crestas
de la marejada,
peinando las cabelleras níveas que va formando el oleaje
cuando de blanco y negro el viento encrespa el océano.
Nos hemos demorado demasiado en las cámaras del mar,
junto a ondinas adornadas con algas rojas y castañas,
hasta que voces humanas nos despiertan, y perecemos
ahogados.
[...]
T. S. Eliot.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Dalí.
martes, 3 de agosto de 2010
lunes, 2 de agosto de 2010
Cajas.
Lo diría una indígena y tendría razón.
“Ustedes tienen la vida organizada en cajas.
Nacen y les dejan en una cajita,
su casa es una caja, y las habitaciones
son cajas más pequeñas.
Suben a la casa en una caja,
bajan a la calle en una caja.
Viajan en una caja.
Duermen y hacen el amor sobre una caja.
A través de una caja ven el mundo.
Cambian de casa: lo meten todo en cajas.
Y cuando mueren
les introducen también en una caja.
Los Bancos y las Cajas tienen caja,
los establecimientos tienen y hacen caja.”
Todo está hecho para que encajemos.
Nos encajan la vida.
Algunos no encajamos,
y nos desencajamos.
Ángel Guinda.
viernes, 30 de julio de 2010
Sherrie Levine.
Profesional.
La gente común tiene muchas fantasías acerca de nuestro trabajo que es, en realidad, bastante rutinario y no se parece a lo que muestran las películas. Los encargos con los que debutamos en el oficio son, quizás, los más recordables. Al revés de lo que piensan todos, la gente con experiencia rechaza los trabajos incómodos, difíciles, desagradables. Que caen, como es natural, sobre los pobres principiantes. Siempre se puede encontrar a un muchacho necesitado, dispuesto a matar a un abuelito a garrotazos por cien euros.
Y yo era un inexperto principiante cuando encaré a mi primer cliente, la señora Mercedes de Ulloa. Estaba nervioso. Por supuesto, había matado a otras personas, incluso por la espalda, pero siempre en robos a mano armada o guerra de pandillas. Tenía una ventaja importante para iniciarme en el oficio: nunca había estado preso.
La señora me citó en su casa, de noche. Los clientes odian tratar con nosotros en directo, pero en esta era de las comunicaciones, nada deja menos rastros que una entrevista personal. Era importante que nadie me viera entrar. Me dejaría la puerta abierta para no estar allí parado tocando el timbre.
La casa estaba llena de fotos que contaban la historia de una pareja. En las fotos, todos parecen felices. Mercedes estaba en su estudio, en penumbras, detrás de un gran escritorio de nogal. Vieja, hinchada, pintarrajeada, maloliente y sin embargo reconocible: la mujer de las fotos. Todo el ambiente estaba impregnado con ese olor dulzón. No podía creer que alguien pagara por oler así. No perdió tiempo. Tenía preparado allí mismo, sobre el escritorio, la mitad del dinero.
-Quiero que mate a mi marido. Ahogado en la bañadera. Ojo por ojo.
La interrumpí. Sus motivos me importaban poco.
- Muy bien.-le dije- En los próximos días...
-Ahora mismo. Ése es el cuarto de baño.
Esta mujer está loca, pensé. Y además... Matar en la bañadera es un trabajo sucio, difícil. Se toma a la persona de los tobillos y se da un tirón hacia arriba, enérgicamente. Por lo general (pero nunca se sabe) no tiene de dónde agarrarse y la cabeza se hunde. Eso sí: alguien que se está ahogando patalea con fuerza descomunal. Pero por otra parte el hombre era un viejo y yo tenía el entusiasmo desaprensivo de la juventud. Sin pensarlo demasiado, con los billetes calentándome el bolsillo, entré al baño. A pesar de mis prevenciones, fue sencillo.
Salí con la ropa bastante mojada. El resto del dinero me esperaba sobre el escritorio. Busqué a mi clienta por toda la casa, pero se había ido. Quizás para no escuchar los ruidos desagradables que venían del cuarto de baño.
La muerte del viejo pasaba sin esfuerzo por un accidente. Nada que pudiera interesar a los diarios. Sin embargo, unos días después apareció una breve nota en la página de policiales. Un anciano había sufrido un accidente en la bañadera. Intrigados por su desaparición, los vecinos alertaron a la policía, que encontró el cadáver en avanzado estado de descomposición. El hombre era viudo y no tenía hijos. Ya decía yo que la señora Mercedes olía mal.
Ana María Shua.
jueves, 29 de julio de 2010
miércoles, 28 de julio de 2010
lunes, 26 de julio de 2010
Botero.
[...]
"Pero un hombre entra a la Tabaquería (¿para comprar tabaco?),
y la realidad de lo plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.
Enciendo un cigarrillo mientras pienso en escribirlos
y saboreo en el cigarrillo la liberación de todos los pensamientos.
Sigo al humo como si fuera una ruta personal,
y gozo, en un momento sensible y competente,
la liberación de todas las especulaciones
y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de encontrarse indispuesto".
[...]
Fernando Pessoa "Tabaquería".
domingo, 25 de julio de 2010
sábado, 24 de julio de 2010
Era un hombre feo y de cuerpo enjuto. Un cutis de cuero reseco marcado por infinitos surcos le confería un aspecto algo repulsivo, como de reptil prehistórico.
- ¿Sabes que tengo una teoría que demuestra que la Tierra es plana?
El truco nunca le había fallado. La inevitable sonrisa que suscitaba la pregunta era el mejor salvoconducto para dar el primer paso. Después era cosa de tirar de la madeja, desovillarla a pequeños tirones para que saltara juguetona sobre la barra del bar. Jóvenes intelectuales, mujeronas rudas o muchachas delicadas, todas sin excepción querían oír algo más sobre aquella teoría absurda. Lo que relataba después era siempre distinto, dependía del día. Aunque lo difícil ya estaba hecho, había conseguido la acercanza necesaria para que ellas pusieran más atención al oído que a la vista. Pocos minutos después, la urdimbre de palabras era tan tupida y la disposición de ellas tan propicia, que bastaba soplarles al oído para que cayeran rendidas a sus pies, entregadas sin sonrojo al placer de ser finamente devoradas.
Araceli Esteves.
viernes, 23 de julio de 2010
Hermana Morfina.
Aquí estoy en la cama de un hospital.
Dime hermana morfina
¿cuándo vendrás a visitarme otra vez?.
Oh, no creo que pueda aguantar tanto.
Oh, ya ves lo fuerte que es mi dolor.
El chillido de la ambulancia
se mete en mis oídos.
Dime, hermana morfina
¿cuánto tiempo llevo aquí?
¿qué estoy haciendo en este lugar?
¿por qué el doctor no tiene rostro?
Oh, no puedo arrastrarme por el suelo
¿no ves hermana morfina
que sólo intento ganarte?
Y eso viene a demostrar,
que las cosas no son como parecen,
por favor, hermana morfina
convierte mi pesadilla en sueños.
Oh, ¿no ves lo rápido que me voy,
y que este disparo será el último?
Por favor, prima cocaína,
pon tus frías manos en mi cabeza.
Ah, que venga la hermana morfina,
sería mejor que me hiciera la cama,
tú sabes y yo sé,
que por la mañana estaré muerto.
Sí, puedes sentarte, sí, puedes mirar
cómo las limpias sábanas blancas
se manchan de rojo.
Rolling Stones.
Aquí estoy en la cama de un hospital.
Dime hermana morfina
¿cuándo vendrás a visitarme otra vez?.
Oh, no creo que pueda aguantar tanto.
Oh, ya ves lo fuerte que es mi dolor.
El chillido de la ambulancia
se mete en mis oídos.
Dime, hermana morfina
¿cuánto tiempo llevo aquí?
¿qué estoy haciendo en este lugar?
¿por qué el doctor no tiene rostro?
Oh, no puedo arrastrarme por el suelo
¿no ves hermana morfina
que sólo intento ganarte?
Y eso viene a demostrar,
que las cosas no son como parecen,
por favor, hermana morfina
convierte mi pesadilla en sueños.
Oh, ¿no ves lo rápido que me voy,
y que este disparo será el último?
Por favor, prima cocaína,
pon tus frías manos en mi cabeza.
Ah, que venga la hermana morfina,
sería mejor que me hiciera la cama,
tú sabes y yo sé,
que por la mañana estaré muerto.
Sí, puedes sentarte, sí, puedes mirar
cómo las limpias sábanas blancas
se manchan de rojo.
Rolling Stones.
martes, 20 de julio de 2010
Manuscrito de 1330.
lunes, 19 de julio de 2010
Alejandro Lamas.
domingo, 18 de julio de 2010
La aurora.
La aurora en Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
Federico García Lorca.
sábado, 17 de julio de 2010
viernes, 16 de julio de 2010
Cuando jura mi amada que sólo hay verdad en ella,
simulo que la creo, aunque sé que me engaña.
Pero así le parezco tan joven, sin malicia,
tan ignorante de las sutiles falsedades de este mundo,
que en esa falsa juventud me regocijo
-tan lejos ya mis días mejores-
y como un bobo creo cuanto su boca dice.
¿Qué nos importa la verdad ni a mí ni a ella?
¿Por qué persiste ella en sus mentiras?
¿Y por qué oculto yo que no soy joven?
Ah, es que el amor se alimenta de presencia,
y huye de lo que dejan los años al pasar.
Así, los dos nos mentimos
y la misma mentira nos requiebra.
William Shakespeare.
jueves, 15 de julio de 2010
Ozimandías.
Encontré un viajero de comarcas remotas,
que me dijo: "Dos piernas de granito sin tronco,
yacen en el desierto. Cerca, en la arena, rotas,
las facciones de un rostro duermen... El ceño bronco,
el labio contraído por el desdén, el gesto
imperativo y tenso, del escultor conservan
la penetrante fuerza que al esculpir ha puesto
en su mano la burla del alma que preservan.
Estas palabras solas el pedestal conmina:
"Me llamo Ozymandías, rey de reyes. ¡Aprende
en mi obra, oh poderoso, y al verla desespera!"
Nada más permanece. Y en torno a la ruina
del coloso naufragio, sin límites, se extiende
la arena lisa y sola que en principio era:"
Percy Bysshe Shelley.
Encontré un viajero de comarcas remotas,
que me dijo: "Dos piernas de granito sin tronco,
yacen en el desierto. Cerca, en la arena, rotas,
las facciones de un rostro duermen... El ceño bronco,
el labio contraído por el desdén, el gesto
imperativo y tenso, del escultor conservan
la penetrante fuerza que al esculpir ha puesto
en su mano la burla del alma que preservan.
Estas palabras solas el pedestal conmina:
"Me llamo Ozymandías, rey de reyes. ¡Aprende
en mi obra, oh poderoso, y al verla desespera!"
Nada más permanece. Y en torno a la ruina
del coloso naufragio, sin límites, se extiende
la arena lisa y sola que en principio era:"
Percy Bysshe Shelley.
domingo, 11 de julio de 2010
sábado, 10 de julio de 2010
Sestear pálido y absorto...
Sestear pálido y absorto
junto a la ardiente tapia de un huerto.
Escuchar entre endrinos y zarzas
chasquidos de mirlos, rumores de ofidio.
En las grietas del suelo o la algarroba
acechar las ileras de rojas hormigas
que se entrecruzan o quiebran
en la cima de minúsculas gavillas.
Observar entre las frondas el lejano
palpitar de briznas marinas
mientras se elevan trémulos chasquidos
de cigarras desde pelados picos.
Y caminando entre el sol que deslumbra
sentir con triste maravilla
que la vida toda y su fatiga está
en este recorrer un muro
coronado por pinchos filosos de botella.
Eugenio Montale.
viernes, 9 de julio de 2010
Le Corbusier.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)